Televisión digital terrestre, alta definición, televisión en 3D, televisión por Internet, televisión en el teléfono móvil…
Demasiados conceptos para una misma realidad. En este tiempo de avances tecnológicos se suceden las técnicas de mejora de cualquier aparato inventado en el que cualquiera pueda pensar. Con la televisión estamos viviendo una era de cambios acelerados. Desde que comenzó la guerra por introducir la televisión en color en 1923 no habíamos asistido a ninguna innovación sustancial del aparato. En la actualidad, sin embargo, nos bombardean con nuevas posibilidades a la hora de disfrutar de la televisión. Son tantas estas alternativas que el consumidor en ocasiones se satura y pierde el concepto principal: el entretenimiento.
Si lo miramos desde otro ángulo tan sólo es la misma esencia vertida en diferentes soportes. La caja tonta deja de serlo para convertirse en una caja llena de posibilidades, sueños, técnicas de superación. Se intenta convertir la imagen que nos viene dada en parte de nuestra vida, mejorando su calidad, incrementado su interactividad.
Ante todo esto, y con todos los avances que estamos viviendo tan sólo podemos preguntarnos, ¿cuál es el verdadero futuro de la televisión?
Frederick Bean Avery, más conocido como Tex Avery, ya se hizo esta pregunta en 1953. El dibujante y director estadounidense creó The T.V. Of Tomorrow, una animación que presenta el futuro de la televisión.
Ahora, 57 años más tarde, el visionado nos remite la misma información. La televisión es un aparato creado a medida del consumidor, y con los años, no se está haciendo otra cosa que intentar hacer esta unión entre producto y usuario más perfecta.
Con esta filosofía se desarrolla también la televisión a la carta, en la que ya no es el programador el que decide cuándo y qué puede ver el usuario sino que es él mismo quien diseña la televisión que desea. El gigante Google se ha unido a este proyecto y a través de lo que han denominado Dragonpoint pretende hacernos llegar un servicio de televisión en el que se integrarán sus plataformas más conocidas, como YouTube, además de dar la posibilidad al usuario de conectarse a las redes sociales, correo electrónico, mapas...
El futuro de la televisión se está escribiendo a gran velocidad. Pronto disfrutaremos de servicios que antes ni hubiéramos alcanzado a imaginar, tan cerca de nuestros hogares como lo permita nuestra economía. Mientras tanto, una servidora espera que los contenidos ofertados vayan adaptándose a la nueva realidad, y dejemos de castigarnos con televisión basura. Por el momento, parece que la crisis económica también sirve como excusa a las grandes cadenas para no invertir demasiado en este cambio. Esto nos demuestra algo evidente, priman los ingresos por publicidad a la calidad de los contenidos. Esperemos que este aspecto se iguale con el avance de los aspectos técnicos de la televisión. Sólo así, estaremos ante una televisión hecha para el usuario. En mi opinión, ese es el futuro.
Y para terminar con esta reflexión os recomiendo una actividad curiosa sobre la historia y la evolución de la televisión. Podéis encontrarla haciendo click aquí.
Mar Amador Caravantes