domingo, 13 de diciembre de 2009

Tradiciones muy españolas

Hoy os iba a hablar de una película que vi ayer, Amélie, la cuál recomiendo encarecidamente. Aún así, hoy he visto algo que se merece más ocupar esta entrada. Otro día nos deleitaremos con otra pieza del excelente cine francés.

Esta tarde, como llevo haciendo este último mes, he dedicado mis horas de ocio a seguir con mis interminables trabajos de la universidad, que parece que nunca se acaban.


Hoy tocaba buscar imágenes impactantes, y tanto. Me he cruzado con una que no me ha dejado indiferente. Y es que, ¿cómo se puede considerar forma de diversión matar de ese modo a un animal indefenso? Pues aquí tenéis la prueba, se sigue haciendo.





No estoy de broma, pero me uno a la iniciativa del Comité Antitaurino Internacional de denunciar esta fiesta nacional.


Sí, así es España. Ese país que llama acto cultural a asesinar a un animal y llama aprovisionamiento a la matanza del cerdo, ese "ritual familiar" que se realiza matando a un cerdo encima de una mesa de madera y dejando que se desangre lentamente para conseguir la materia prima para unas buenas morcillas.


Hoy tengo ánimo de denuncia, pues no tenemos suficiente con comernos a los animales, cosa comprensible de otro modo por nuestras necesidades nutricionales, que preferimos la forma más sanguinaria de acabar con ellos.

En 2007 entró en vigor en España la Ley 32/2007, de 7 de noviembre, para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio, en la que se prohibía la matanza del cerdo sin un aturdimiento previo, con un riesgo de multa de hasta 600€. Y ahora queda preguntarme, ¿realmente esto sirve de algo? ¿El gobierno llevará un inspector a cada una de las casas en las que se practica este crimen con el fin de comprobar si se cumple la ley? Yo creo que no. El animal sigue sufriendo, con o sin ley de por medio.


Así que hoy tiño esta entrada de sangre, no sin antes aclarar que no todos los españoles somos así. Algunos seguimos creyendo que el asesinato es un delito y que, como cultura, nos vale más con una obra de literatura.


Todo esto en época de matanza del cerdo. Esto que se hacía antiguamente y que algunos siguen practicando porque aún no hemos evolucionado. A ellos, sólo decirles una cosa: bienvenidos al siglo XXI.




Todos los derechos de la imagen utilizada en esta entrada pertenecen a la web http://www.cas-international.org/nl/downloads/diversen/, página oficial del Comité Antitaurino Internacional, de donde ha sido obtenida.




Mar Amador Caravantes

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