"El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante. Lo que no significa alocadamente, sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y de dar vida."
CARPE DIEM: ésta es una de las cuestiones que construyen el relato de esta imprescindible película, El Club de los Poetas Muertos.
A través de este empujón a devorar el momento; saltando los límites de la conformidad, de la rutina, del conservadurismo moral que contamina las mentes libres y crea un conocimiento neutro y un estilo de vida homogéneos y gris; nos evoca un nuevo mundo de libertad, sueños y, sobre todo, de vida.
Y, todo esto, debería llegar ahora (aunque realmente lo hizo hace ya 21 años), en un momento en el que lo necesitamos fervientemente, pues nuestros días se extinguen pensando en crisis, exámenes, modas, ansiedad por gustar a los demás... Hemos olvidado lo que realmente importa, VIVIR, para rendirnos a algo tan superficial como es la apariencia.
Por ello y, porque creo que deberíamos recordar la existencia de algo tan fundamental como la lealtad y la amistad, os recomiendo encarecidamente que disfrutéis, tanto como yo lo he hecho esta noche, de esta inmejorable película.
Tan sólo un apunte más y, es que, no se puede dejar pasar por alto la soberbia interpretación de Robin Williams. Sobresaliente, una vez más.
Demos por iniciada nuestra reunión del Club de los Poetas Muertos:
"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida; y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido."
Mar Amador Caravantes
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